No podemos afirmar con rotundidad que los videojuegos surgieran a partir de los pinball, pero sí podemos asumir que los videojuegos no hubieran existido sin ellos. Es algo parecido a las bicicletas y los automóviles, una industria llevó a la otra para posteriormente coexistir. Y es que sin duda fue necesario tener un día bicicletas para poder tener hoy automóviles.
Las nuevas tecnologías no surgen espontáneamente de la nada. Necesitan estar relacionadas con industrias o ideas familiares. La gente se refería en tono de broma a los primeros automóviles como “carruajes sin caballos”, pero este término ayudó a definirlos. Este nombre, permitió pasar de un concepto difuso, basado en una máquina inexplicable, a una extensión de un modo de transporte ya aceptado por todos.
Aunque los videojuegos son un fenómeno relativamente nuevo, es conveniente destacar que estos se beneficiaron en sus comienzos de una estrecha relación con la industria del entretenimiento ya establecida. La industria del entretenimiento ha sufrido siempre de una constante falta de legitimidad que se mantiene hasta los dias actuales y que la industria de los videojuegos lucha día a día para poder superarla.
Los inicios del pinball se remontan a la Bagatela, una forma de billar en la que los jugadores usaban un taco para golpear las bolas sobre una mesa inclinada. La meta del juego, era conseguir depositar las bolas en alguno de los nueve huecos situados sobre la cubierta de la mesa.
Curiósamente se ha dicho que Abraham Lincoln ha jugado al bagatelle o bagatela, de hecho, unas viejas viñetas políticas lo muestran jugando durante su presidencia.
No constan registros que expliquen porque los palos fueron reemplazados por un dispositivo llamado émbolo, pero por alguna razón la evolución tuvo lugar y el juego se transformó, antes del cambio de siglo, en un nuevo deporte llamado “pinball”.
Si hubo un acontecimiento que allanó el camino para la llegada de los ordenadores y de la industria de los videojuegos, este fue sin duda el “Baffle Ball” de David Gottlieb. El fundador de “D. Gottlieb and company”, era un un hombre bajo y fornido, con una enorme cabeza con pelo marrón y con un siempre presente cigarrillo en su boca. Este genial empresario e inventor, se ganaba la vida llevando juegos para amenizar el ocio de los trabajadores petroleros en los remotos campos de MidWestern.
Gottlieb supo entender el equilibrio que debía existir entre el azar y la habilidad para lograr que los juegos fueran divertidos, y además contó con el talento necesario para refinar estas ideas y hacerlas aún más divertidas. De esta forma, en 1931 Gottlieb crea un juego llamado “Baffle Ball” que supondría un éxito arrollador en la época.
Baffle Ball no usaba electricidad y se parecía muy poco a un pinball moderno. Fue construido sobre un mueble-cabina y disponía solamente de una parte móvil, el émbolo.
Los jugadores utilizaban este émbolo para lanzar las bolas sobre un tablero que estaba inclinado siete grados en pendiente. Dicho tablero, estaba tachonado con pequeñas varillas de metal dispuestas en forma semicircular que conformaban ocho hoyos o “bolsillos de puntuación”. Cada bolsillo de puntuación tenía asociado un cierto valor en puntos y por solo un centavo los jugadores podían lanzar 7 bolas.
Baffle Ball no tenía flippers, bumpers ni paneles de puntuación. Los jugadores retenían en sus cabezas las puntuaciones. Una vez que ellos lanzaban la bola, solo podían controlar la ruta de la misma dando un empujón a toda la cabina de la Baffle Ball, una técnica que más tarde fue conocida como “tilting”. En ocasiones, los jugadores empujaban con tanta fuerza, que la cabina de la “Baffle Ball” se desplazaba varios centímetros durante el juego.
Las primeras ventas de “Baffle Ball” fueron creciendo gradualmente, y a los pocos meses, el juego de Gottlieb se convirtió en un enorme éxito. En poco tiempo, el juego alcanzó tal pico de popularidad, que Gottlieb llegó a enviar hasta 400 cabinas en un solo día.
Gottlieb, fué por tanto, la primera persona que logró producir en masa cabinas de pinball en una fábrica, se convirtió en el “Henry Ford del pinball”. En el momento que Gottlieb probó que su invento hacía dinero, los imitadores le siguieron, pero estos, trabajaban en sus pequeños garajes y no podían competir.
“Los imitadores aparecieron inmediatamente, más o menos. Me refiero a que todo el mundo se involucró en el negocio, y como dije, había un montón de gente construyendolas en sus garajes.
Las máquinas de Gottlieb eran un poco más caras. Creo que costaban 16,50 dólares cada máquina, y eran 1 $ o 1,50 $ más caras que las de sus competidores. Pero mi abuelo utilizaba una mejor calidad de madera de nogal, también creo que las tachuelas eran de un metal de mayor calidad. Él quería que sus máquinas fueran el Cadillac de las máquinas de Pinball.”
Las máquinas de Gottlieb eran un poco más caras. Creo que costaban 16,50 dólares cada máquina, y eran 1 $ o 1,50 $ más caras que las de sus competidores. Pero mi abuelo utilizaba una mejor calidad de madera de nogal, también creo que las tachuelas eran de un metal de mayor calidad. Él quería que sus máquinas fueran el Cadillac de las máquinas de Pinball.”
David Rockola, antes de establecer su compañía como uno de los más famosos nombres en el terreno de las jukebox creó varios exitosos "pin games" (en argot es el término que los miembros de la industria del entretenimiento utilizaban con frecuencia para referirse a las máquinas de pinball).
El primer 'pinball' de Ray Moloney, Ballyhoo, vendió tan bien que provocó el cámbio del nombre de su compañía a la de Lion Manufacturing a Bally.
Aquí, podemos ver una publicidad de la época para los bares que eran los potenciales compradores de estas máquinas.
El jefe de la competencia de Gottlieb era Harry Williams, formado en Stanford. Habiendo estudiado ingeniería, Williams trajo a la industria una profunda comprensión del funcionamiento mecánico. Entró en el negocio como distribuidor de la costa oeste vendiendo las máquinas de otras compañías de la industria del entretenimiento, pero descubrió que podía conseguir máquinas usadas de pinball y restaurarlas con sus propios diseños y reglas de juego, por mucho menos de lo que le costaría comprarlas nuevas.
En 1932, Williams decidió hacer el pinball más desafiante para los jugadores, limitando la cantidad de empujones que los jugadores podían dar a la máquina. Diseñó una mesa con un dispositivo que contenía una bola metálica colocada sobre la base de un pedestal.
Si el jugador le daba un empujón a la máquina lo suficientemente fuerte como para que la bola cayera del pedestal, el juego terminaba. De una forma original llamó a este dispositivo “el señuelo”, pero cuando un cliente se quejaba de que la maquina habia “tilted”, Williams decidió llamarlo“mecanismo de falta (tilt)”. Realizó el testeo de su invento con un juego llamado “Advance”.
Williams más tarde refinó el mecanismo de falta (tilt), reemplazando la bola y su base por un péndulo, el cual ha estado presente en todos los juegos realizados desde entonces hasta la actualidad.
En 1933, Williams construyó “Contact”, la primera máquina de pinball “eléctrica”. El nombre Contact se refería a las zonas de puntuación eléctricas (llamadas bolsillos de contacto), las cuales golpeaban la bola y la devolvían a la zona de juego para seguir consiguiendo más puntuación. De la misma manera que el mecanismo de falta (tilt), los bolsillos de contacto se convirtieron desde entonces en un estándar que todavía son utilizados a día de hoy,
Roger C. Sharpe, autor del libro “PinBall”
“Antes de Contact, la habilidad para el jugador consistía en enviar la bola a la zona de juego y dejar que rodase con la esperanza de que la bola, por arte de magia, tejiera un camino hasta las tachuelas clavadas en la mesa.
Con las puertas de contacto electromecánicas, necesitabas tener todavía una mayor precisión para conseguir que la bola cayera en el hoyo. Pero si conseguías que la bola cayese en la puerta de contacto, la máquina te proporcionaba algo más. Había un sonido, había un movimiento. Parte de la fascinación que la gente tiene por los pinball vienen de estos momentos donde el juego toma el control y hace cosas por sí mismo.”
“Antes de Contact, la habilidad para el jugador consistía en enviar la bola a la zona de juego y dejar que rodase con la esperanza de que la bola, por arte de magia, tejiera un camino hasta las tachuelas clavadas en la mesa.
Con las puertas de contacto electromecánicas, necesitabas tener todavía una mayor precisión para conseguir que la bola cayera en el hoyo. Pero si conseguías que la bola cayese en la puerta de contacto, la máquina te proporcionaba algo más. Había un sonido, había un movimiento. Parte de la fascinación que la gente tiene por los pinball vienen de estos momentos donde el juego toma el control y hace cosas por sí mismo.”
Fuente: The Ultimate History of Videogames
0 comentarios:
Publicar un comentario